A Grailhen por la Noche estrellada
Grailhen está cuajado en agosto de malvalocas, más altas que uno, guardando las casas. |
A Grailhen no había ido hasta
este agosto. Pero quería hacerlo, desde que descubrí que se encontraba en la
zona donde en los últimos años paso unos días de vacaciones, entre el Sobrarbe
y el Valle d’Aure. Mi interés por visitarlo se produce cuando descubro que es
el pueblo en el que pasa una temporada la montañera Isabel Suppé. Así que el
pueblo casi deshabitado y lleno de libros estaba cerca. Se veía cerca, pero
pequeño, casi engullido por el denso bosque, arriba en la ladera de la montaña.
Muy cerca de Saint Lary Soplan.
Casas cuidadas, y una o varias de ellas, tan llenas de libros como de flores. |
De Suppé leí en 2012, su ‘Noche
estrellada’ (Editorial Desnivel), http://www.libreriadesnivel.com/static/pdf/ediciones_desnivel_noche_estrellada.pdf
Un relato centrado en el accidente de montaña
que sufrió en los Andes bolivianos, en el Condoriri. Una grave caída de 400 metros , en la que
ella sobrevive, con graves heridas en una pierna, y donde su compañero de
cordada, Meter Cornelius, fallece. Un libro con sus reflexiones y recuperación,
y su vida montañera que no debe detenerse, porque “el mejor homenaje a un
alpinista que se ha quedado en la montaña es seguir escalando”.
Al fondo Saint Lary Soulan. |
Isabel Suppé se dirige a Rodez y
de ahí, “con mis franceses” a Grailhen, es Navidad. Esta casa “en el pueblo más
chico de los Pirineos” se ha convertido en una espléndida biblioteca, un lugar
de descanso y contemplación. Un pueblecito, de 17 habitantes, “escondido como
un nido en lo alto de la montaña”.
Tenía en la mente los pasajes que
dedica en su libro a Grailhen, que estaba allí, a menos de dos o tres
kilómetros, desde La forêt suspendue, donde mi hijo Miguel practicaba
tirolinas. Nos acercamos para dar un paseo y sorprendernos por el cuidado
pueblecito, de rincones coquetos y cartelitos informativos, hechos a mano y
distribuidos por el Ayuntamiento. Un lugar residencial y querido por sus
habitantes, de casas reformadas y muchas malvalocas exuberantes adornando los
rincones y callejuelas. No vi ninguna casa abierta repleta de libros, aunque sí
escuche hablar castellano en la tranquilidad de la tarde de agosto, en la que
un libro, Noche estrellada, al cabo de los años, me llevó a este encantador
rincón del valle d’Aure.
Ayuntamiento de Grailhen. |
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