Primavera Subbética
-Los troncos secos pesan menos
que los vivos. ¡Tronco va!-
-Tengo la uña verde. ¿De qué es?-
-¿Por qué se te clavan astillas?-
La subida al Bermejo estuvo
plagada de afirmaciones y de preguntas de Miguel. El cerebro trabaja en esta subida
a mayor ritmo que las piernas. Siempre he defendido que la montaña tiene el
poder de activar los
pensamientos. Vimos flores raras, encaramadas a estos
peñascos, defendiéndose de los herbívoros, de los suelos pobres y escasos.
Glandora nitida, de un azul lujoso para la grisura de las peñas, o la Globularia spinosa, engarzada a las calizas como ancestral amante. Soberbias sin importarles nuestra admiración. Abajo quedó parte de la excursión, esperándonos, mientras trepábamos entre aulagas y asiéndonos a las macollas de esparto. -¿Por qué se clavan astillas?- Subimos por encima de las chovas, y al rato los buitres también volaban más bajos que nosotros.
A los pocos días, zigzagueaba por
el camino del Navazuelo. Tan bello cuando amenaza lluvia. Una cañada donde la
humedad hace florecer Pisum sativum subsp. elatius, el guisante salvaje o Scilla
peruviana, en toda su realeza. Deseada agua. Cuando llueve mejor no escribir y
escuchar. O mejor, guarecerse, aunque no está mal mojarse un poco. Bendecirse.
Ver como el verde de los árboles se limpia y se hace intenso.
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