Andar, una filosofía, de Frédéric Gros
Anduvieron en la vida Kant,
Nerval, Rousseau, Ghandi. Y sus caminatas dejaron filosofía, cuyos pasos
seguimos escuchando. “Rousseau afirma no poder pensar de verdad, componer,
crear e inspirarse si no es caminando”, lo escribe Frédéric Gros en su libro
‘Andar, una filosofía’.
Caminar tiene un efecto
comprensible para todo el que lo practique. Un beneficio que no llega solo tras
concluir la caminata. Ya durante la misma, los pasos nos insuflan una moderada
felicidad, de un cuerpo activo y una mente que se despeja. “Andar es estar
fuera”, es como no tener nada y poseerlo todo, porque existes. Mis pasos me
conducen por el campo, por el bosque, por el paisaje amplio y, también por las
calles. La vida es caminar. La soledad de uno mismo caminando es una soledad
sonora, reconstituyente. Lo vuelvo a decir, es existir.
Con nuestra marcha se masajean
las vísceras, hígado, riñones, cerebro o bazo lo agradecen. Y el libro repasa
algunos de los cerebros que mejor aprovecharon el caminar. “No se escribe solo
con la mano. Solo se escribe bien con los pies”, dice un furibundo caminante
como Nietzsche. Pero hay dos andarines gloriosos: Rousseau y Thoreau.
Me quedo con lo más constatable
del ejercicio de marchar. “Tras un día entero de marcha, el simple bienestar de
estirar las piernas, satisfacer el hambre sencillamente, saciar la sed
tranquilamente y contemplar el día que termina”. Y no falta la alegría de andar
con niños. “Cuando se camina con niños, señalan animales fabulosos en las ramas
de un árbol, llaman la atención sobre los pétalos de una flor. No es el triunfo
de la imaginación, sino un realismo sin prejuicios: total”.
Durante milenios hemos caminado
porque ahí estaba el pan de cada día, buscando nuevos territorios de caza o nuevas
tierras de las que comer. Andamos porque esa es nuestra naturaleza. La mitad de
nuestro cuerpo son nuestras piernas, y esa es su razón de ser. Caminamos para
estar vivos, y para soñar, y para pensar bien. En sus páginas finales, Gros
escribe del poeta romántico Wordsworth: “Él fue el primero en inventar la
marcha como acto poético, comunión con la Naturaleza , plenitud del cuerpo, contemplación
del paisaje… uno de los primero en poner las piernas al servicio de la
filosofía”. Andar, una filosofía, de Frédéric Gros.
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