Visitas agradecidas

Convertir un trozo de tierra en un paraíso no es difícil, la tierra suele ser generosa. Planto aquí y allá, pero
lo que crece de forma natural es aun más asombroso, todos los años hay flores nuevas, como de visita, han entrado sin llamar. Son las verdaderas propietarias y son bienvenidas. Las dibujo, admirando su arquitectura hecha de rayos de sol y brisa, agua y tierra.
Pasan los vecinos y ven a alguien inclinado a una tosca mesa, dibujando yerbas. Dejo descansar la vista en el verde herboso y el amarillo suave de la flor del jaramago. Casi a las siete de la tarde, ha llegado el momento en que suceden las cosas. La luz hace bellas las sombras y los pájaros parecen más confiados. Jilguero. Recojo y me marcho a por un helado de chocolate.

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