Las hadas de las flores

Se dude de lo que se dude, de lo que nunca se duda es de los duendes, pues, como decía el hombre del indio mohawk en el brazo, “son lógicos”. W.B. Yeats



(22 de marzo) En la enramada, en la espesura, lo mejor es sentarse a escuchar. Así, el visitante descubre a los habitantes del lugar. Uno que es ajeno a este rincón, lo menos que debe hacer es ir con respeto. El bosque me rodea y el suelo está mullido, solo queda esperar que las hadas aparezcan por encanto de la niebla que sube. Antes, descubro a otros seres mágicos que más o menos se dejan ver, como una piara de cabras enriscadas. Primero escuché una piedra caer, pequeña. Luego algo que partía alguna rama seca. Finalmente ellas, tranquilas, lejanas, ausentes de todo lo demás, concentradas en su búsqueda de hierbas en los tajos. He escuchado, otro duende, un petirrojo y otro pajarillo aun más melodioso, o pueda que sea él, con otro registro. No lo sé. Chispea,  el aire es espeso, cargado de tierra. 
La fina llovizna se agrupa en gotas más gruesas que resbalan por las agujas de los pinos carrascos de la sierra de Rute, caen y hacen sonar las hojas del cuaderno. Así, casi olvidadas, aparecen en la ladera las hadas, primero una, hermosa, cargada de grandes flores, la mayor de las orquídeas ibéricas, la Barlia robertiana, y junto a ella otras hermanas.
(19 de abril) Me saluda un día gris y frío. Más gris y frío aun, después de una semana algo calurosa para abril. Diminutas gotitas golpean mi cara proyectadas por el viento. A mis pies las calizas de Zuheros.
 Las nubes son las grandes transformadoras del paisaje y hoy vengo a buscar hadas. De las entrañas de los lirios de invierno, brota ahora una glauca cápsula dividida en tres gajos, en los que la planta cocina pacientemente las rojas semillas. Desciendo por el arroyo de la fuente de ‘la zarzaílla’, cuando se encajona, comienzan a aparecer arces (Acer monspessulanum). De repente, discreta, pero lujuriosa, vestida de púrpuras sus flores, aparecen un par de orquídeas de dama, Orchis purpurea.
Como todas las orquídeas, son hadas seductoras de abejas y botánicos, con sus extraños olores a animal, sus hojas brillantes y suculentas y sus flores hechizadoras. En el profundo bosque de encinas, oscuro en este día gris, destaca vestida de hada blanca, una Cephalanthera longifolia. Es el tiempo el que me ha puesto aquí, escribir es la mitad de la excursión y la verdadera historia.

Comentarios

  1. Muy bonito texto para explicar tus sentimientos del día, al final existen las hadas y los duendes. Me encanta

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