Subida en blanco
Nada más comenzar a caminar
pienso que es tan bello un arruinado observatorio astronómico como las ruinas
de un castillo. Ambos en promontorios solitarios, el primero buscando las
mayores alturas, un cielo más puro. Ahí inicio la caminata en la Hoya de la Mora , enterrada aun en nieve,
después de las abundantes nevadas de este año. A mi izquierda la soledad de la
sierra se abre cegadora en este radiante día. Y a mi derecha el bullicio de la
estación de esquí y sus practicantes.
Caminar a un metro de la hierba
en pleno abril. Porque la hierba está dormida, bajo un manto de nieve. Subir al
Veleta con crampones asegurándote un paso firme, afrontar el desnivel y la
belleza de un cielo envidiablemente azul, como una recompensa. Abajo todavía no
han llegado los niños a jugar con sus trineos. Me encuentro a un estudiante
búlgaro que quiere compañía durante la caminata, aunque al poco voy solo,
disfrutando solo de este día esperado. Es la nieve la que domina absolutamente
estas alturas de Sierra Nevada, acumulada por metros de espesor.
Dormido aún está el barranco de
San Juan, su río y sus borreguiles, y sube uno hasta las aristas del corral del
Veleta, donde suspiran los últimos hielos, en su relicto glaciar rocoso, ahora
todo sumergido en el paisaje más blanco. Y luego la rampa final, esa que me
recuerda a la aleta de un tiburón de las nieves. En la cima ya hay montañeros y
esquiadores, que se tratan con la camaradería que dan las alturas. Estamos a 3.396 metros , comparto
unas galletas con algunos de ellos, como Gilles Tana, con gorro de orejeras y
tabla de snow. Mi amigo búlgaro se suma un poco después, cuento hoy veinte
observadores de lo blanco y un acentor alpino.
‘Los tresmiles de Sierra Nevada’, de Juan Luis Ortega y José Manuel
Peula
Me había prometido dos regalos.
Visitar la sierra y atesorar un nuevo libro de montaña, como ‘Los tresmiles de
Sierra Nevada’, de Juan Luis Ortega y José Manuel Peula de Ediciones
Universidad de Granada. Más de 500 páginas de fotografías, algunas a doble
página, mapas, tablas de desnivel y unas sucintas descripciones con excursiones
de un día, incluyendo la subida a los 29 tresmiles de la sierra y otros parajes
señalados. Los picos, las lagunas, los arroyos, los carámbanos, los refugios no
guardados, el ganado, los bosques y las nubes están retratados. Por ejemplo, la
ruta del Veleta incluye también la subida al próximo Cerro de los Machos, en
una excursión de siete horas y media. La edición incluye el libro de gran
formato, más una guía de bolsillo con todos los itinerarios. Una proeza en
estos tiempos. Imprescindible para planear tus propias rutas o simplemente para
hojear en casa una y otra vez.
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